Cómo dejar de ser demasiado perfeccionista

Cómo dejar de ser demasiado perfeccionista

Si eres un perfeccionista: “lo suficientemente bueno” no es suficiente, tiene que ser perfecto. Yo mismo tiendo hacia el perfeccionismo (la ortografía correcta por correo electrónico, por ejemplo), así que entiendo el atractivo de la precisión.

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Es fácil criticar el perfeccionismo, pero la atención cuidadosa a los detalles tiene sus ventajas. Por ejemplo, probablemente te alegrará saber que su cirujano es un perfeccionista: quieres que sean muy cuidadosos con la higiene, la ubicación de la incisión y la forma en que te suturan.

El problema con el perfeccionismo es que puede llevar exactamente a lo que está tratando de prevenir. En el ejemplo de la cirugía, el objetivo es tener una cirugía segura y exitosa. Si un cirujano está excesivamente enfocado en la perfección, el procedimiento puede tomar tanto tiempo que el paciente pasa una cantidad peligrosa de tiempo bajo anestesia general.

Del mismo modo, los estudiantes que son perfeccionistas a menudo retrasan la presentación de un trabajo porque no están seguros de que sea perfecto todavía y no quieren causar una mala impresión a su profesor, pero terminan haciendo exactamente eso cuando continuamente incumplen los plazos. Por lo tanto, tenemos que pensar detenidamente si unos estándares excesivamente altos nos están ayudando a alcanzar nuestros objetivos.

Es poco probable que abandonemos por completo nuestro perfeccionismo, ni tampoco es necesariamente una buena meta. En su lugar, sigue estas pautas para aprovechar al máximo tus tendencias.

  • Amplía tu visión. Es fácil perderse entre los árboles del bosque cuando el perfeccionismo nos ha enfocado con determinación en el árbol que tenemos enfrente. Por ejemplo, digamos que tienes un presupuesto ajustado; en un esfuerzo por evitar malgastar dinero en comestibles que no terminas usando, cambias de hacer una gran compra semanal a ir a la tienda todos los días y comprar sólo lo que necesita ese día. Aunque puede ahorrar un poco de dinero en comida, los viajes diarios podrían terminar costando más en gasolina y desgaste del vehículo de lo que ahorra. Amplía tu enfoque para usar tu tiempo y dinero de manera más eficiente.
  • Cuestiona tus suposiciones acerca de cometer errores. El conductor número uno del comportamiento perfeccionista es el miedo a cometer un error, que se basa en creencias rígidas sobre lo horrible que sería cometer un error. En realidad, es casi seguro que esos temores son exagerados. Trabaja para aceptar que todos -TODOS- cometemos errores, y por lo general cuestan menos que no actuar.
  • Sé consciente de las oportunidades perdidas. El perfeccionismo puede hacer que las tareas tomen una cantidad excesiva de tiempo, por ejemplo, hacer una investigación interminable antes de hacer una compra. Un conocido mío describió cómo analizó interminablemente el mercado de la vivienda durante años mientras buscaba el “trato perfecto”; para su pesar se perdió incontables inversiones sólidas, y no compró hasta justo antes de que el mercado se derrumbara. Fíjate en los momentos de tu propia vida en que el perfeccionismo te está haciendo perderte algo.
  • Planea tu tarea. Una vez que comenzamos una tarea, es fácil quedar atrapado en los detalles y perder la noción del tiempo, lo que puede llevar a que no se cumplan los plazos. Planea con anticipación cuánto tiempo tienes para cada tarea y establece alarmas para cuando se acabe el tiempo.

El perfeccionismo no es un hábito fácil de romper, así que ves con cuidado mientras trabajas para cambiar tus tendencias. Y no dudes en buscar ayuda profesional si es necesario mientras experimentas con nuevos comportamientos.

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