La mayoría de los padres envían a sus hijos a la cama con un cuento a la hora de dormir, o les leen su libro para niños favorito. Algo que puede ser muy positivo, ya que muchos estudios han señalado hasta qué punto puede beneficiar a su desarrollo.
Como explica la Dra. Erin Clabough, leer a nuestros hijos se ha convertido en “lo mínimo que un padre debe hacer para asegurar el éxito“. Sin embargo, hay un problema en todo esto. La cuestión es que muchos padres leen a sus hijos para hacerlos dormir, o porque les dará algo sobre lo que escribir en los ejercicios de lectura de la escuela.
Y hay momentos, como explica Clabough, en los que podemos dedicar un poco más de atención y en los que nos dedicaremos a hacer diferentes voces de personajes, exponerlos a los mundos maravillosos de los libros o ayudarlos a entender una lección importante de la vida.
Y aunque esto puede ser una especie de iniciación, debes tener en cuenta que los libros pueden ser mucho más útiles que todo eso. Y la mejor manera de alcanzar todo su potencial es, como dice Clabough, “dejar de leer a sus hijos y empezar a involucrarlos“.
Se ha descubierto que los adultos que leen ficción literaria pueden comprender mejor los estados mentales y sentir empatía por los demás. Esto se debe a que en esta ficción, el lector puede obtener una visión profunda de los sentimientos y pensamientos internos del personaje y, a través de esta visión, se pueden llenar los vacíos entre la personalidad de los personajes y su motivación y perspectiva.
Este proceso simplemente fortalece el sentido innato de empatía del lector.
La principal diferencia entre la ficción literaria para adultos y los libros para niños es que los cuentos para niños no contienen tanta complejidad en la escritura y los matices.
Sin embargo, si se aborda correctamente, “cualquier libro puede ser utilizado para fomentar la empatía y la capacidad de tomar decisiones. Incluso libros que son terribles“, explica Clabough.
Y puedes lograr esto permitiendo que tu hijo reflexione sobre la historia y se involucre en ella a través de la toma de decisiones. En pocas palabras, hacer una pausa en la historia y preguntarle a tu hijo qué haría si fuera el héroe de la historia le permite ponerse en el lugar de los personajes y reflexionar.
“La reflexión permite que el niño practique activamente la toma de decisiones, en lugar de escuchar pasivamente el libro. Esa práctica activa resulta en cambios sinápticos y en el fortalecimiento de las vías neuronales en su hijo“, dice Clabough.
Es más, este hábito de permitir que tu hijo se imagine a sí mismo en tal situación y viva las experiencias del personaje principal le permite practicar la empatía, ya que la empatía en sí misma significa ponerse en el lugar de los demás.
¿Y cuáles son los beneficios de mejorar las habilidades de empatía de tu hijo? Clabough dice que las personas con empatía están más satisfechas con la vida, tienen mejores relaciones, se convierten en mejores jefes, compañeros de trabajo, negociadores y amigos.
Por lo tanto, deja que tus hijos escojan su propia aventura antes de que continúes leyendo el cuento, y verás cómo piensan que el problema puede ser resuelto.
Clabough compara la lectura de un libro con su hijo sin hacer una pausa para reflexionar como “dejarlos ver una película“.
“Somos absorbidos por la trama, y nos morimos por saber qué pasa. Pero seguimos en el exterior, viendo a otros tomar decisiones“, explica Clabough. “La verdadera magia ocurre dentro de nuestras cabezas cuando nos metemos en la vida de otra persona.”
¿Y cuál es el mejor momento para ayudar a tus hijos a aprender a tomar más decisiones y a ser más empáticos? Justo antes de acostarse, leyendo un cuento atractivo e involucrándolos en la trama.